Libro de la Fundación

Encina «gordilla»
Este convento y casa de Santa María de Jesús fue fundado en el lugar y villa de las Gordillas, a cuatro leguas de esta ciudad de Avila.
Esta Comunidad de hermanas clarisas, es conocida popularmente con el sobrenombre de «Las Gordillas», debido a la variedad de encina que rodeaba el emplazamiento primigenio. En el siglo XVI, las hermanas se trasladaron a un convento de la ciudad, aunque todavía extramuros, en el cual permanecieron hasta 1971, fecha en que se mudaron a nuestra ubicación actual.
Esta villa, propiedad de los Reyes Católicos D. Fernando y Dña. Isabel, la compró en el año 1477 D. Fernán Núñez de Arnalte, tesorero de sus Altezas, casado con Dña. María Dávila, fundadora de esta Casa. D. Fernán Núñez murió poco después de comprar la villa, en el año 1479, dejando a Doña María, viuda y sin hijos, por legítima heredera de todos sus bienes.
La Reina Dña Isabel, movida por el gran afecto que tenía a Doña María quiso que se volviera a casar en el año 1483, con el capitán D. Fernando de Acuña, hijo segundo del Conde D. Pedro de Acuña, Señor de Buendía, de la Villa de Dueñas, Guarda Mayor y Gran Privado de los Reyes Católicos. En el año 1484 los Reyes Católicos los enviaron como virreyes de Sicilia, donde permanecieron hasta el año 1495 en que murió D. Fernando de Acuña, dejando a su mujer como heredera de todos sus bienes ya que no tuvieron hijos.
Doña María, viéndose viuda por segunda vez, decidió volver a España donde llegó por el mes de Diciembre de 1495. Nada más poner pie en tierra española despachó un propio a la Reina, que estaba en la villa de Almazán de paso para el reino de Granada, pidiéndole licencia para irle a besar la mano.
En este punto así dice la Crónica de la Fundación:

Retrato en alabastro de Doña María Dávila
«Por ir tan deprisa su Alteza, le escribió una carta muy llena de favor, remitiendo la visita a mejor comodidad y diciéndole que guiase su jornada como la traía pensada y aprobando mucho sus buenos propósitos que también le comunicó.Desde el punto que esta señora se vio privada de su buena compañía, con el sentimiento de su pérdida y soledad, abrió los ojos y con el golpe que sintió levantó el espíritu al cielo, y conociendo que aquello era despertarla Dios para que en Él solo pusiese su amor y le sirviese, pensó en cómo lo haría, y en mejorar estado donde no pudiese perder ni estar con miedo de que se hallaría sin esposo y que su matrimonio sería estable y duradero más que los pasados. Se determinó de última resolución darse a sí y a todo cuanto poseía a Dios, y fundar una Casa de religiosas a donde ella también lo fuese, y por acertar mejor suplicó a nuestro Señor que le mostrase de qué se serviría mejor y que laeofrecería a la religión que primero le mostrase y cuyos religiosos ella viese, porque a la de san Francisco y santo Domingo tenía especial devoción. Y sucedió mostrarle el Señor casi milagrosamente que se servía de que le fundase casa de la Orden de Santa Clara, y así lo propuso y se resolvió a hacerlo».
Una vez determinada a fundar un Convento de la Orden de Santa Clara, se desplazó hasta el de Calabazanos (Palencia), muy floreciente en aquella época. Alcanzó Breve de su Santidad y licencia del provincial de la Provincia de Santoyo y edificó una casa para su residencia comunicada con el Convento a través de pasadizos y tribunas. Junto con siete de sus criadas, tomó el hábito de beatas Terceras. Después tomaron el hábito otras cinco criadas más y así hicieron el número de doce.
Esto fue desde el principio del año 1496 hasta el de 1502. «En este tiempo procuró informarse en los actos de Religión y aprender lo necesario para seguir su determinación y habituarse en los ejercicios monásticos»
«El día seis de junio de 1502 llamó a un escribano de Palencia que se llamaba Pero Amigo y ante él otorgó su Testamento que tenía tan acordado y ordenado con buen espíritu que bien parece que Él era el que la guiaba, y dejó por hijas legítimas y herederas y sus sucesoras a las hijas de la Madre Santa Clara y esposas de Cristo con nombre, apellido y blasón de Jesús María. Y mandó que se edificase una Casa para las tales en la su Villa de las Gordillas, en las casas que allí tenía, que le había dejado su primer marido Fernán Núñez, dispuesto a la obra y gobierno del Provincial de la Provincia de Santoyo que es el que se llamó de la Concepción y mandó que se rigiese y gobernase por las Constituciones del Convento de Nuestra Señora de Consolación de Calabazanos con nombre, como digo, de Santa María de Jesús.

Testamentos y Mandas de Dª María Dávila
Luego que otorgó el Testamento despachó a su Capellán y Mayordomo Alvaro de Castro, persona de quien en todo confiaba para que fuese a la Villa de las Gordillas a dar orden y aparejar la Casa y edificar lo que faltase para la vivienda de las Religiosas; e hízose con tanta diligencia que con lo que la casa tenía edificado y con lo que se añadió se pudo venir a tomar la posesión al fin del año siguiente, de quinientos y tres y principios del de quinientos y cuatro que fue cuando se vino a ella en fin de febrero de mil quinientos cuatro».
La Bula para esta Fundación se obtuvo de Alejandro VI, el 18 de marzo de 1503. En ella se autorizaba a Don Juan Carrasco, Abad del Monasterio de Sancte Spiritu de esta Ciudad de Ávila para que diese el hábito de la Orden a Doña María y recibiese su Profesión Solemne, así como que le hiciese entrega del nombramiento de abadesa vitalicia. «Todo se hizo en el mismo día de la inauguración del nuevo Monasterio. El mismo día también dio el hábito ella a sus Beatas y a otras personas con que hizo buen número de religiosas que, como a Abadesa, le dieron la obediencia. Y la confirmó el Provincial de la Provincia de Santoyo».

Documento de venta de la Dehesa de las Gordillas a H. Nuñez de Arnalte, firmado por los Reyes Católicos
«En el año de quinientos y cuatro, en el mes de mayo, se congregó Capítulo Provincial de la Orden de san Francisco y Provincia de Santoyo, en San Francisco de Avila, a donde envió la Abadesa Doña María a su Mayordomo Alvaro de Castro, con Poderes bastantes y una Bula de Alejandro VI que para esto tenía, y con petición ordenada a suplicar al Capítulo y Provincia incorporase en sí a su Casa y Convento obligándose por su gobierno y amparo, y allí dio obediencia con autoridad Apostólica y se hicieron las solemnidades requeridas de una parte y otra, y la Provincia aceptó la Casa y se hizo sus autos y obligación de gobernar y amparar a la Casa de Santa María de Jesús».
Murió la fundadora, Doña María Dávila, el 21 de septiembre de 1511 y la sucedió en el oficio de Abadesa Doña Luisa de Acuña, que ya en el año 1534 se vio obligada a enviar de parte del Convento una petición al Capítulo de los Frailes Menores para que consideraran la posibilidad de trasladar la Casa de las Gordillas a otro lugar. Trataron mucho de esto y procuraron esta translación a la Ciudad de Segovia, Ávila, Villacastín y Arévalo, y en particular hizo más diligencia la Iglesia de Avila, más fueron tantas las contradicciones que se dieron que no se pudo llevar a cabo.
Sucedió a Doña Luisa de Acuña en el oficio de Abadesa Doña Brianda Enríquez, en el año 1545. Por entonces, «la experiencia de las muchas enfermedades y muertes de cada día de las Religiosas y sirvientes parecía no poder disimularse y así fueron muchas las veces y continuas importunaciones de diversas personas para que remediase una cosa tan importante, pues ya la experiencia era mucha y de no pocos años, que el sitio tenía mucha descomodidad para vivir y esto trataban por momentos con los Prelados de la Religión, y todos cuantos de ello tenían noticia culpaban la porfía de querer perseverar allí en un sitio tan inconveniente y tan malsano». Además estaban fuera de la ciudad, en un lugar de paso, con lo que se veían obligadas continuamente a prestar el servicio de hospederas que les causaba muchas incomodidades.
Doña Brianda obtuvo un Breve del Papa Paulo IV, en el primer año de su Pontificado, en el mes de Abril, que concedía permiso para trasladarse del sitio de las Gordillas a la Ciudad de Ávila, «pues esta Ciudad ofrecía mucho y daba grandes muestras de bondad.
Fue gran parte para esto y para venir a esta Ciudad D. Diego del Aguila, porque ofreció sus casas que eran las más acomodadas para la vivienda de tanta Congregación y así vinieron a ellas, entrando aquella Señora con sus Religiosas en esta ciudad con harto contento de sus ciudadanos.
En Casa de D. Diego del Águila estuvieron las Religiosas entretanto que se iba fabricando el nuevo Monasterio, hasta el día de Santiago del año 1557 que entraron en la casa que ahora se mora acompañadas de la Ciudad, Iglesia y Religiones, con harto contento de ellas».
Este Convento estaba situado en la calle Cristo de la Luz. De toda la Ciudad es conocido como el Convento de las Gordillas. Aquí permanecieron las hermanas 467 años, hasta que el día 20 de Diciembre de 1971, siendo Abadesa M. Emilia Chamorro, se trasladaron a un Convento de nueva fábrica, a las afueras de la ciudad de Avila. El motivo de este nuevo traslado era que, el ya antiguo Convento, resultaba difícil de atender en cuanto a su conservación y, aunque tenía un gran refectorio, muy amplios pasillos y salones, no tenía capacidad para la construcción de suficientes habitaciones personales para las hermanas.

Libro Becerro de la Fundación
El actual Convento, dentro de su gran sencillez, se acomoda mejor a las necesidades actuales de las hermanas. En él residimos felices, esforzándonos por continuar testimoniando en nuestra Ciudad de Ávila, que el Señor es nuestro Dios y que Él es la fuente de nuestro gozo.
